1. RASGOS DE PERSONALIDAD CON ANSIEDAD ELEVADA.
Alto nivel de creatividad.
Pensamiento rígido.
Necesidad excesiva de aprobación.
Expectativas extremadamente elevadas respecto a uno mismo.
Perfeccionismo.
Persona activa competente, fiable.
Necesidad excesiva de mantener el control.
Supresión de sentimientos negativos.
Tendencia a no prestación atención a necesidades físicas del cuerpo.
2. EXPERIENCIAS INFANTILES QUE PUEDEN CONTRIBUIR A GENERA CREENCIAS O RASGOS ASOCIADOS A LA ANSIEDAD.
A. Factores que influyen en el desarrollo de la personalidad:
Valores y creencias de la familia en que fue criado.
Los métodos de disciplina empleados en la socialización.
Los modelos de rol de los adultos en la vida cuándo la persona era joven.
Las influencias sociales y culturales presentes en su crecimiento.
La herencia biológica.
El significado que la persona dio a cada uno de los factores mencionados mientras crecía.
B. Experiencias infantiles que contribuyen a la ansiedad:
Drogadicción en la familia.
Maltrato infantil: maltrato físico, psicológico o sexual, abandono físico o emocional y castigo cruel o inusual.
Modelo de rol parental ansioso.
Padres, madres o cuidadores críticos.
Reglas familiares rígidas.
Sistema de creencias rígido.
Insistencia en las apariencias o comportamiento “correcto”.
Padres o madres sobreprotectores.
Supresión o negación de sentimientos: No llores, no te enfades conmigo, no te lo tomes así.
Falta de información sobre el cuerpo y las emociones.
Aprobación relacionada con el desempeño.
Ansiedad respecto de separación o pérdida.
Una inversión de los roles padre/hijo.
Un secreto de familia.
3. HABILIDADES BÁSICAS PARA REDUCIR LOS SÍNTOMAS DE LA ANSIEDAD.
Relajación controlada mediante una señal: de 5 a 30 minutos/día.
Respiración diafragmática: 1 o 2 minutos.
Autoafirmaciones para salir adelante: tarjeta personal.
Distracción: externalización simple, tareas simples que requieren concentración, conversar, trabajar, juego.
Medicación: solamente casos necesarios.
4. PRINCIPIOS BÁSICOS DEL MANEJO DEL ESTRÉS.
Aceptar el propio cuerpo como una máquina con energía limitada.
Aprender a reconocer los primeros signos de estrés y qué significan.
Dieta equilibrada.
Ejercicio físico.
Relajación (activa o pasiva).
Rutinas de descompresión.
Juego.
Humor.
Apoyo emocional.
Apoyo espiritual.
5. PAUTAS PARA PERIODOS DE ESTRÉS ELEVADO.
Determinar prioridades y reducir la actividad general.
Dedicar tiempo adicional a las decisiones.
Prever el estrés y emprender acciones en momentos en que la tensión es baja.