Definir cualquier aspecto de la realidad, definir a otra persona o definirnos a nosotras mismas, supone una acción constructiva más que determinada. Esa construcción no debe cimentarse en elementos estáticos y estáncos, pues la realidad es dinámica y cambiante. Somos seres dinámicos y cambiantes. De este modo supone un error hablar de lo que eres, tu definición debe ir en la línea de lo que estás siendo.
NO ERES NADA...ESTÁS SIENDO. EL SER HUMANO ES UN SER EN CONSTRUCCIÓN CONSTANTE. Por eso prefiero los gerundios frente a los infinitivos para definirme y definir a las personas con las que trabajo en procesos de acompañamiento.
No me planteo QUÉ o QUIÉN SOY, la dirección de mi atención se centra en CÓMO ESTOY SIENDO, y más importante aún, CÓMO DESEO SEGUIR SIENDO MAÑANA.
Esta premisa epistemológica pretende superar la epistemología clásica, que ubica al sujeto de estudio como una construcción estática, alejada del dinamismo y creatividad de la realidad. Por ello, los y las profesionales ciencias sociales, o cualquier otra disciplina dispuesta a dar contenido al constructo del ser humano, debemos replantearnos los métodos y herramientas analíticas utilizadas para nuestras elaboraciones teóricas e intervenciones, concentrándonos en el estudio de los significados, estructuras, objetivos y las formas en cómo la persona se relaciona con los cambios y características de su biografía y contexto global.
El objetivo es superar las explicaciones positivistas e individualistas, para abordar un estudio del ser humano integrando las condiciones biológicas, psicológicas, económicas, sociales, culturales, políticas y medioambientales.
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