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Jonathan Regalado

LA COMIDA no ES UNA NECESIDAD BÁSICA

Tradicionalmente se han definido las necesidades en base a los marcos conceptuales propuestos tanto por autores como Maslow (1954) o Towle (1945). Estos enfoques parten de tres premisas fundamentales:


(1) Las necesidades son infinitas, están en constante cambio y crecimiento.

(2) Están ordenadas de manera jerarquizada.

(3) Son distintas en cada cultura y contexto específicos.


La pirámide de Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas, es una teoría psicológica propuesta por Abraham Maslow en su obra Una teoría sobre la motivación humana (1943). Obtuvo una importante notoriedad en el campo de la psicología, y el sector empresarial del marketing o la publicidad. Maslow formula en su teoría una jerarquía de necesidades humanas y defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide).


No obstante, las premisas de las que parten las teorías tradicionales son incorrectas en la medida en que parten de conceptos erróneos (Aguilar, 2013). Sin embargo, con frecuencia veo en los blogs y redes sociales (con el shock correspondiente) innumerables post con información sobre la Pirámide de Maslow o relacionada con ésta; y lo peor es que muchos de ellos provienen de profesionales del trabajo social y la psicología. A ver si actualizamos el software. ¡¡¡La pirámide de Maslow está desfasada!!, y el hecho de que la comunidad científica y técnica continúe tomando decisiones en base a ella, tiene graves implicaciones para la vida y bienestar de las personas.


Cuando habléis de necesidades (o intervengáis, informéis, peritéis con ellas), habéis de tener en cuenta los últimos avances científicos al respecto de las mismas:



Las necesidades son finitas, pocas y categorizables.


Uno de los errores más importantes es no distinguir entre las necesidades y los satisfactores. Un satisfactor es el modo particular que tiene cada cultura y sociedad de satisfacer las necesidades universales. Por ejemplo, la alimentación y la vivienda son elementos a través de los cuales se satisface la necesidad de subsistencia. Por lo tanto, la comida no es una necesidad -ojo con volver a ponerlo en tus informes sociales-, es un satisfactor de la necesidad de subsistencia.


De este modo, no es cierto que las necesidades sean infinitas, los que son infinitos son los satisfactores. Desde el enfoque de desarrollo a escala humana, las necesidades son finitas, pocas y categorizables.


Todas las necesidades son igual de importantes.


Por otra parte, no cabe establecer, tal y como se hace en la famosa pirámide de Maslow, una jerarquía entre las necesidades. Todas son igual de importantes y todas han de ser satisfechas. El conjunto de necesidades humanas conforma un sistema interrelacionado y en constante interacción. La resiliencia por ejemplo, nos muestra como las personas consiguen altas cotas de realización y satisfacción con la vida, viviendo en entornos de pobreza y privaciones.




Las necesidades humanas son universales.


No es cierto que las necesidades dependan de la relatividad cultural y, por lo tanto, diferentes en cada cultura y momento histórico. Las necesidades son universales, es decir, las mismas en todas las culturas y en los diferentes periodos históricos, y así lo han demostrado los estudios transculturales. Son los satisfactores los que están sometidos a la relatividad cultural (Doyal y Gough, 1994).


Teniendo en cuenta las características anteriores, las necesidades humanas pueden definirse como:


[…] el conjunto de condiciones de carencia y privación claramente identificadas y de validez universal, inherentes a la naturaleza del hombre y para cuya resolución éste tiene potencialidades. […] Su satisfacción integral es esencial, y se da mediante un proceso de interrelación cuyo producto va a definir la calidad de vida de los individuos y los grupos sociales. Las privaciones en cualquiera de estas necesidades universales pueden desencadenar patologías diversas, y la privación en varias o todas ellas produce un efecto sinérgico o potenciador del impacto de esas privaciones (Aguilar, 2013, p. 45).


Como se puede observar, la afirmación es clara; cualquier necesidad humana fundamental no satisfecha de manera adecuada produce una patología, individual y/o colectiva. Es más, hoy en día, asistimos a la incidencia de una cantidad de desajustes colectivos que aumenta de manera alarmante (Max-Neef, Elizalde y Hopenhayn, 2010): véase la depresión, la ansiedad o la conducta suicida. Ninguna de ellas está causada, al menos directamente, por ausencia de satisfacción de las necesidades que, según Maslow, son las más básicas, sino por cuestiones relacionadas con las necesidades protección, el afecto o la libertad.


Por otra parte, un aspecto importante que se ha de tener en cuenta, que las necesidades no han de ser consideradas únicamente como una carencia de algo, pues también son una potencialidad y pueden llegar a ser un recurso, en la medida en que las necesidades comprometen, motivan y movilizan a las personas. Por ejemplo, la necesidad de participar es un potencial para que la persona lleve a cabo la participación en sociedad.



Las necesidades humanas son 9.


De este modo, según la Escala de Desarrollo Humano, son 9 las necesidades humanas desde el punto de vista taxonómico (Max-Neef, Elizalde y Hopenhayn, 2010) (Ver tabla en documento adjunto):


  1. subsistencia

  2. protección

  3. afecto

  4. entendimiento

  5. participación

  6. ocio

  7. creación

  8. identidad.

  9. libertad.


Los satisfactores, como se apuntó con anterioridad si pueden ser innumerables y dependen de cada cultura. No obstante, se pueden distinguir, para fines analíticos al menos cinco tipos: a) violadores o destructores; b) pseudo-satisfactores; c) satisfactores inhibidores; d) satisfactores singulares; y e) satisfactores sinérgicos.




 

REFERENCIAS.

Aguilar, M. J. (2013). Trabajo Social. Concepto y Metodología. Madrid: Paraninfo.

Doyal, L. y Gough, I. (1994). Teoría de las necesidades humanas. Barcelona: Icaria/FUHEM.

Max-Neef, M., Elizalde, A. y Hopenhayn, M. (2010). Desarrollo a escala humana. Opciones para el futuro. Madrid: CF + S. Recuperado de http://habitat.aq.upm.es/deh/

Maslow, A. H. (1954). Motivation and Personality. New York: Harper y Row.

Towle, C. (1945). Common Human Needs. Washington: National Association of Social Workers [Edición en castellano: 1981]. El trabajo social y las necesidades humanas básicas. México, La Prensa Médica Mexicana].

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