top of page
  • Foto del escritorJONATHAN REGALADO REGALADO

ME FUI DE LOS SERVICIOS SOCIALES MUNICIPALES, POR UNA BUENA RAZÓN.

Actualizado: 18 jun 2023



Este mes de agosto de 2021 hace justamente 15 años que comencé a ejercer el Trabajo Social en los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Arona (Tenerife), y en noviembre hará 10 años que compagino este empleo con el ejercicio libre de la profesión. Ha llegado el momento de elegir uno de los dos caminos: la función pública o el emprendimiento. He decidido apostar por el emprendimiento y abandonar Servicios Sociales. He solicitado una excedencia voluntaria de 3 años, con la idea de prorrogarla hasta el máximo permitido (7 años) y no regresar. Se cierra una etapa muy importante y valiosa para mi vida, y se inicia otra que preveo será más emocionante y transformadora aún. Escribo estas líneas a modo de diario, para permitirme documentar este proceso de mi vida y no olvidar sus fundamentos, así como permitirme compartirlo, por si a alguna persona le resulta de ayuda o de inspiración. Iré narrando este escrito a modo de entrevista, utilizando para ello las preguntas que tanto me han hecho familiares, amistades y mis compañeras de trabajo.





¿Por qué te vas?


Las razones son diversas, y las desarrollaré en este escrito, pero en síntesis se resumen en 4 palabras: Equilibrio, Sentido, Tiempo y Riqueza.


  1. Equilibrio. Quiero tener una vida en la que exista un equilibrio de tiempo de dedicación entre las distintas esferas de la vida, y no centrada casi exclusivamente en lo profesional.

  2. Sentido. Quiero mi tiempo, esfuerzo y conocimientos profesionales se inviertan en proyectos que me inspiren, me apasionen, libremente elegidos, que supongan un reto y una oportunidad para desarrollar el talento. Hacer labores de “Administrativo Social” el 70% de mi tiempo y ejercer dentro de la lógica del binomio necesidad – recurso, resta mucho sentido a mi labor profesional: y, por desgracia, ambos son males imperantes en los Servicios Sociales españoles.

  3. Tiempo. Deseo tener más tiempo libre para pasar con las personas a las que quiero y para disfrutar de los placeres de la vida.

  4. Riqueza. Deseo ser rico. Sí, así es, deseo ser rico. Durante mucho tiempo he sentido vergüenza de decirlo y reconocerlo. Creo que es trauma implícito que arrastramos la clase trabajadora, y más si hemos vivido una infancia con privaciones. No obstante, no busco una riqueza del tipo acumulación de capitales millonarios, sino aquella entendida como disponer del dinero suficiente, y únicamente el suficiente, para vivir sin preocupaciones, usar mi tiempo como deseo y poder ayudar a las personas a las que quiero.


Y nada de lo anterior es posible si me quedo en Servicios Sociales. Nada de lo anterior es posible compaginando ambos empleos. Ha llegado el momento en que no deseo trabajar tanta cantidad de horas. Comencé a trabajar con 16 años (en Mc Donald´s) mientras hacía bachillerato y desde entonces no he parado. Trabajé durante toda la carrera universitaria para poder pagar todos los gastos que supone vivir independiente de tu familia y pagar la Universidad, porque mi familia no podía hacerlo. Durante los 3 años de carrera trabajé una media de 35 horas semanales. Trabajé en Mc Donald´s, de camarero en cafetería, como limpiador, de gogó en discotecas, bailarín en una compañía y de profesor de bailes latinos. Al terminar la carrera, oposité y entré en Arona en 2006. En 2007 monté una empresa: una escuela de danza. El proyecto duró 3 años y se agotó por la crisis económica. Entonces estudié un máster, dos posgrados, el doctorado en Psicología y abrí mi consulta privada.


A día de hoy llevo 10 años compaginando lo público con lo privado, trabajando un promedio de 60 horas a la semana. Me siento plenamente desarrollado a nivel profesional y muy orgulloso de mi carrera, pero me falta tiempo para disfrutar de muchas cosas que considero esenciales en la vida. Llevo desde los 16 años con jornadas de ocupación (trabajo/estudios) muy extensas e intensas, que aunque me satisfacen mucho a nivel personal y profesional, ocupan todo el tiempo en mi vida, provocando vacíos en otros planos y esferas. Entonces llegó el momento de parar para reconducir. Entonces ha llegado el momento de elegir entre Servicios Sociales o el emprendimiento. Mi elección es clara.


¿Lo has pensado bien? ¿No crees que es una decisión precipitada?


Lo he pensado muy bien. De hecho, es un paso que está planificado desde 2018. Corresponde a una de las fases de un Plan en el que llevo inmerso desde entonces y que fue desarrollado a partir de una adversidad: una sanción disciplinaria en mi trabajo.


En abril de 2018 me encontraba suspendido de empleo y sueldo durante dos meses, por una sanción disciplinaria impuesta por Servicios Sociales. Esta sanción fue la consecuencia de haber denunciado públicamente los efectos psicosociales negativos que estaba teniendo en las personas, el retraso desmesurado que Servicios Sociales estaba teniendo en la resolución de las ayudas económicas de emergencia social. Esta denuncia pública la realicé después de utilizar todos los canales formales que estaban en mi mano (informes técnicos, memorias, reuniones con responsables políticos, e incluso carta al Defensor del Pueblo), sin respuesta favorable alguna. - ¿Te arrepientes? Me preguntó alguien cuando perdí el juicio. - No, en absoluto. Y lo volvería a hacer si volviera atrás en el tiempo. Le respondí.


Al comenzar el juicio, la jueza me dijo a mi y a los abogados de las partes:


“No me he leído el expediente pero, por lo que puedo ver por encima, lo más conveniente es que lleguen a un acuerdo. Opción a) quedarte con la falta muy grave y recuperar los 2 meses de sueldo o b) reducir la falta de muy grave a leve y no recibir los 2 meses de sueldo”. Yo elegí no negociar.

Yo elegí no negociar, sino continuar con el litigio tal cual fue iniciado. La dignidad no se negocia y mis valores no están a la venta. Yo estaba convencido de que había hecho lo correcto: llegar a un acuerdo suponía asumir que la administración tenía razón. No señoría, no estaba allí para intentar convencer a nadie de mis razones. No estaba allí para ver de qué forma podía aminorar las consecuencias de mi decisión. No estaba allí para bajar la cabeza con tal de que me devolvieran 4.000 mil euros y limpiaran mi expediente laboral. Yo estaba allí para litigar la legitimidad judicial de lo que creía justo. Estaba allí para litigar la legitimidad judicial de mis valores. Estaba allí para denunciar que hubo una situación injusta en la administración que estaba perjudicando a la ciudadanía más vulnerable, e hice lo que tenía que hacer para visibilizarla y proponer soluciones.


Perdí el juicio, sí. No hubo legitimidad judicial, ni a la causa ni a mis valores. Pero, en contraposición, gané un mundo. Gané un gran apoyo y cariño por parte de todas y cada una de mis compañeras y compañeros, que se volcaron a expresarme su solidaridad. Mis valores salieron reforzados. Gané seguridad en que la dirección adecuada para el Trabajo Social sigue siendo la lucha por la Justicia Social. Gané confianza en que la presión social es eficaz para que la administración reacciones (después de mi denuncia pública, se buscaron inmediatamente las soluciones al problema y el proceso mejoró significativamente en eficiencia). Y lo más importante, con dos meses sin trabajar en Servicios Sociales, tuve el tiempo, la paz mental y la calma necesarios para analizar en qué punto se encontraba mi vida y hacia dónde quería llevarla en los próximos 10 años.


Durante los dos meses de suspensión tuve el placer de ser invitado para impartir un ciclo de conferencias sobre Trabajo Social Clínico en Alicante, Soria y Santiago de Compostela. Aproveché para compaginar trabajo y turismo y estuve en total de 20 días de viaje. Recuerdo que la semana antes de comenzar el periodo de suspensión mi compañera y amiga Lidia E. Morales me recomendó un libro, El Código del Dinero, de Raimon Samsó. Así que lo compré y me lo llevé para leer durante el viaje. Descubrí el concepto de Libertad Financiera y conecté con la necesidad de reconducir los próximos años de mi vida hacia una nueva dirección. Entonces elaboré un plan de transición hacia mi nueva vida deseada, un plan de transición hacia el emprendimiento a tiempo completo con el propósito final de logar más Equilibrio, Sentido, Tiempo y Riqueza. Era un plan a 10 años vista (2018-2028) e incluía como acción necesaria irme de Servicios Sociales justo a la mitad del camino, en 2023. Pero he decidido adelantar dos años la salida por dos motivos: el estrés me está pasando factura a la salud, y el comienzo de uno de los retos más importantes de mi carrera profesional: dirigir el Instituto Español de Trabajo Social Clínico y el Master en Trabajo Social Clínico. Necesito tiempo, energía y concentración para asumir esta tarea y poder disfrutarla plenamente.


Con esto no digo que el libro de Samsó haya sido la razón de mi decisión. Creo que únicamente actuó como catalizador de una necesidad personal que venía latente, al poner en palabras algunas de las cosas que hacía tiempo venía queriendo para mi vida. Además actuaron otros factores como:


  1. El punto de inflexión personal en el que me encontraba, muy satisfecho e increíblemente enamorado de mi profesión, pero sin tiempo para mi familia ni otras áreas de la vida.

  2. Experimentar el vivir dos meses únicamente de la mi actividad empresarial, sintiéndome totalmente pleno haciendo exclusivamente eso, sin distracciones. Sólo trabajo social clínico en consulta privada, impartir formación, estudiar y escribir.

  3. Tener tiempo libre, de ocio y de disfrute (que hacía mucho no tenía en tanta cantidad y de manera seguida) para estar con la gente a la que quiero, crear, pensar sobre la vida, proyectar el futuro, leer libros, cuidar el jardín y aprender a tocar la guitarra.


¿Y en qué consiste tu plan?


Pues el objetivo general es:


Emplear mi trabajo en cosas que me aportan sentido, ganando lo suficiente y disponiendo de tiempo para dedicar a mis seres queridos, para seguir aprendiendo y para disfrutar de todas las esferas de la vida.

Quiero mayor libertad y satisfacción laboral. Esto implica poder elegir la cantidad de horas que trabajo, el horario, el valor de mis servicios y productos, los proyectos que hago y cuáles no, trabajar desde casa o desde cualquier lugar el mundo, y por supuesto, que lo que haga en mi trabajo me permita desarrollar mis talentos y me haga disfrutar. Todas las personas que hemos trabajado en Servicios Sociales sabemos que el Trabajo Social brilla por su ausencia. Que lo que importa es la cantidad y no la calidad. Lo que hacemos de Trabajo Social, en el mejor de los casos, ocupa un 20-30% de nuestro tiempo total de trabajo. El resto son tareas administrativas, gestionar ayudas-recursos y reuniones protocolarias e improductivas. Estuvo bien unos años, y agradezco a la vida por haberme dado esta oportunidad porque he aprendido mucho. Pero en este punto de mi carrera, me frustra ejercer una profesión a medias, e impide que desarrolle aquello para lo que he invertido tanto tiempo, esfuerzo y dinero: el Trabajo Social.


La libertad financiera me permitirá trabajar menos horas y tener más tiempo para dedicar a otras cosas importantes en la vida. Mi propósito concreto al finalizar este plan en 2028 es: trabajar máximo 30 horas a la semana, tener al menos 4 horas diarias de tiempo libre, tener dos meses de vacaciones al año y viajar un promedio de 2 veces al año. Esto implica que el dinero que gane ha de permitirme vivir sin preocupaciones y ayudar a mi familia cuando lo necesite.


En el plano personal, estos logros repercutirán aminorando el estrés y permitiéndome estar más conectado con la vida, sin estar “corre, corre” todo el día presionado por el reloj. Pero lo más importante, es que me permitirá tener tiempo suficiente para dedicarlo a disfrutar de la crianza una vez sea padre. Mi pareja y yo hemos iniciado el proceso de adopción hace un año. La previsión es que para 2025-2026 nos llegue el menudo o la menuda. En el momento en que llegue, quisiera poder tener el tiempo suficiente para dedicarme a disfrutar de la crianza, con conciencia y paciencia, y eso es impensable trabajando 60 horas a la semana. No quiero que esa etapa de mi vida y la de nuestro hijo o hija sea una tarea más en la lista. Ser padre es algo que está en lo más alto en mi escala de valores, y quiero hacerlo bien: no perfecto, pero bien.


¿Y cómo te planteas lograr tus objetivos?


Sería muy extenso desarrollar en este post la descripción de cada una de las acciones. Pero en términos resumidos consiste en:


  1. Trabajar a tiempo completo en mi empresa, de manera estratégica y con pasión, construyendo un equipo sólido y de gran nivel dentro del Trabajo Social Clínico.

  2. Continuar formándome e invirtiendo en mi conocimiento y el desarrollo de mis competencias profesionales.

  3. Convertir lo que me apasiona y se me da bien, en servicios activos y pasivos que ayuden a otras personas.

  4. Aumentar la inteligencia financiera y emprendedora.

  5. Realizar inversión diversificada en renta variable y fija.


“Estás loco. Yo si tuviera un trabajo en un Ayuntamiento no lo dejaba ni de broma. Eso es un trabajo seguro, para toda la vida”.


“Para toda la vida” ¡Qué horror de frase! ¡Qué horror de pronóstico para la vida profesional! Al oírla me viene a la mente una imagen de estancamiento, de involución, de techos de acero, de rutina, desilusión y hastío.


Muchos me han dicho, - Sí, tu plan suena muy bien, pero siendo empleado público tienes un trabajo fijo, y esa seguridad no te la aporta el emprendimiento”. Mi respuesta: - No pienso, a día de hoy, prostituir mi vida por una nómina, por más segura y estable que sea. Sería diferente si no tuviera otra opción mejor. Pero a día de hoy, la tengo, y voy a aprovechar la oportunidad y asumir las consecuencias. La estabilidad laboral, en el mundo contemporáneo de la globalización, internet y la inteligencia artificial, es una ilusión. Eso pertenece a la generación de mi padre, mi madre y mis abuelos.


Hoy por hoy, hemos de aprender a vivir en un mundo y un mercado laboral líquidos. Así que elijo la LIBERTAD antes que la seguridad. Elijo el riesgo, el continuo movimiento, la necesidad de creatividad constante, las rutinas variables y hacer únicamente lo que me hace sentido y me ilusiona. Elijo tener como único techo el firmamento.

Hoy por hoy, trabajando por cuenta ajena es casi imposible lograr Equilibrio, Sentido, Tiempo y Riqueza. Porque, al fin y al cabo, en el trabajo tradicional vendemos nuestro tiempo a cambio de dinero. El tiempo que se nos pide es elevado. El tiempo es el bien más preciado, porque no se recupera.


¿Y no será que estás haciendo todo esto porque estás quemado de Servicios Sociales? Quizá con un año sabático recuperes la ilusión y te apetezca volver.


No. Esa no es la razón. Es cierto que Servicios Sociales no es el lugar indicado para hacer un verdadero Trabajo Social hoy en día. Pero en Arona he sido y soy muy feliz. Me he sentido muy querido por todos mis compañeros y compañeras de trabajo. Me he sentido muy respetado por todos mis superiores, tanto técnicos como políticos, a pesar de mi actitud crítica constante con la injusticia, la ineficiencia y el asistencialismo. Esto ha sido posible porque siempre acompaño las críticas de soluciones, y las realizo con respeto y amabilidad. A lo largo de mi carrera en Arona se me ha permitido crear y sacar adelante casi todos los proyectos que he propuesto, lo que me ha permitido acumular una gran experiencia en diversas competencias profesionales, tanto clínicas, asistenciales y gerenciales. Celia Flores, la que fue coordinadora de los Servicios Sociales más de 20 años, es una persona a la que agradezco mucho, por su confianza en mi, y permitirme sacar adelante tantos proyectos y propuestas para avanzar en la calidad del Trabajo Social en el municipio.


Al contrario de estar quemado, aún hay muchas ilusiones puestas en Servicios Sociales. Una de ellas es el proyecto de coordinar el Servicio de Atención Primaria y transformar su modelo de atención social. Confieso que me da pena irme y no poder ejecutar este proyecto de coordinación, al cual dediqué tanto tiempo, energía, ilusión y esfuerzo durante 2020. Pero la ilusión no es suficiente para una vida plena. La vida son 3 días para vivirla conformándonos con lo bueno, pudiendo aspirar a lo mejor. Espero y deseo que el equipo siga luchando para que se lleve a cabo, y poder elevar la calidad del Trabajo Social en Arona y, con ello, la calidad de la atención a la ciudadanía.


Me gustaría contarles más sobre este proyecto, por ser con el que culmina mi paso por Arona. Pero eso será en un próximo post, porque éste ya se ha vuelto interminable para un blog.


Para concluir decirles que estoy muy emocionado con este cambio que se avecina, y también algo aterrado, lo reconozco. Comienza una de las fases más críticas de este proyecto de vida, en el que llevo trabajando intensamente desde 2018, y al que podré dedicarme al completo a partir de ahora. Más tiempo libre, a la vez que desarrollo un trabajo con más sentido y coherencia con mis valores, y gano el dinero suficiente para vivir bien y ayudar a mi familia. Equilibrio, Sentido, Tiempo y Riqueza. Esa es la síntesis de este nuevo reto.


Gracias por leerme!






4338 visualizaciones5 comentarios

Entradas relacionadas

Ver todo
bottom of page