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LA PRÁCTICA CLÍNICA NO ES EXCLUSIVA DE LA PSICOLOGÍA

Actualizado: 24 jul 2020


He tomado la decisión de realizar esta entrada en base a la cantidad de reacciones adversas (aunque han sido mayores las positivas) manifestadas por determinado sector de la psicología (ortodoxo radical) ante la publicación en Facebook de mi próxima ponencia en la Universidad de Alicante sobre Trabajo Social Clínico. Manifestaciones dirigidas a ilegitimar la práctica clínica desde el Trabajo Social y legitimar la exclusividad de la misma desde la Psicología o Psiquiatría.


Publicación de Facebook




¿Es la práctica clínica y la psicoterapia exclusivas de la Psicología y la Psiquiatría?


No, no lo es. Es una competencia propia, pero no exclusiva. Al igual que es propia de la Medicina, el Trabajo Social, y cualquier otra disciplina cuyo objeto de estudio e intervención esté centrado directa o indirectamente en el ser humano.


La clínica es una práctica multidisciplinar, y lo clínico (su objeto) es transdisciplinar, en España y en todo el mundo. Dentro de la práctica clínica, los métodos psicoterapéuticos son uno de los más utilizados, y es frecuente, escuchar voces a favor de apropiarse de manera exclusiva de la práctica clínica y psicoterapéutica, como sucede en el caso de determinado sector (muy reducido en Europa por suerte, pero más amplio en España por desgracia) de la Psicología y la Psiquiatría.


La psicoterapia no está regulada legalmente en nuestro país, por lo que no existe un organismo oficial que tenga la potestad legal para habilitar a un profesional para ejercerla. A este nivel, únicamente existen entidades "oficiosas" como las Asociaciones, Federaciones y Colegios Profesionales, que están supliendo lo que entienden como un vacío legal y desinterés por parte de la administración.


Hay profesionales que están utilizando el argumento de la regulación y normativa española aplicable a las profesiones sanitarias para fundamentar su apropiación ilegítima de la práctica clínica y/o psicoterapéutica. Es necesario recordar que esta normativa es aplicable única y exclusivamente a las profesiones sanitarias (el Trabajo Social no lo es) y a los contextos sanitarios. Por tanto, esta norma, dicta lo que las profesiones sanitarias dentro de contextos sanitarios pueden o no hacer, pero no lo que podemos o no hacer las demás disciplinas.


Algunas de las evidencias científicas, profesionales e históricas que juega a favor del carácter multidisciplinar de la clínica y la psicoterapia, y por tanto, sustentan la legitimidad del Trabajo Social Clínico, son:


  • El primer argumento es la empírica presencia del Trabajo Social Clínico en el mundo, existiendo numerosas entidades oficiales, asociaciones y revistas científicas, así como una importante producción teórica y empírica (principalmente en inglés, ver NASW). El TSC es una práctica especializada, cualificada y terapéutica del Trabajo Social que provee servicios directos de evaluación, prevención e intervención a individuos, grupos y comunidades, con el objeto de abordar el bienestar psicosocial y las situaciones perturbadoras del mismo (el malestar). No obstante, el Trabajo Social Clínico difiere sustancialmente tanto de la psicología clínica como de la psicoterapia, aunque use está última como un método más de intervención.


  • La corriente teórico-práctica denominada Clínica Transdisciplinaria, originada en Francia de manos del trabajador social Saül Karsz (2007), es otro de los avales.


  • Desde hace más de cinco décadas vienen produciéndose aportes de múltiples disciplinas al campo de la clínica, como la Antropología Clínica, el subcampo de la antropología social encargado de la investigación empírica y la producción de teoría a partir de las representaciones culturales de la salud, procesos sociales y, la enfermedad y las prácticas de atención (Bennegadi, 1996). También está la Sociología Clínica, cuyo objeto es la articulación entre en análisis de las relaciones estructurales, las contradicciones que ellas producen, las prácticas concretas de los actores sociales y las respuestas personales que cada individuo aporta para intentar constituirse él mismo (Gualejac, 2003). Encontramos como otro ejemplo la Clínica Jurídica o la Pedagogía Terapéutica.


  • La Declaración de Estrasburgo de 21 de octubre de 1990 de la Asociación Europea de Psicoterapia, se establece que "la Psicoterapia es una disciplina científica independiente (por lo tanto no es Psicología, Psiquiatría, Trabajo Social...) [...] a la que se accede a través de varias cualificaciones preliminares, en particular en ciencias sociales (como el Trabajo Social) y humanas". De este modo, con su definición (y su práctica cotidiana), la organización profesional de psicoterapia de mayor rango europeo legitima la práctica psicoterapéutica desde el Trabajo Social y la desliga de manera exclusiva de la Psicología y la Psiquiatría.


  • Las principales entidades de Psicoterapia en España y Europa permiten la acreditación a profesionales del Trabajo Social (FEATF, FEAP y EAP).


  • Las corrientes y escuelas psicoterapéuticas han sido creadas (y ejercidas) teórica y metodológicamente por múltiples disciplinas, entre las cuales se encuentra principalmente la Filosofía, la Psicología, el Trabajo Social, la Lingüística y la Antopología, entre otras. De hecho, en los orígenes de la Terapia Familiar y la Terapia Sistémica están trabajadoras sociales (Satir, McGoldrick, Insoo Kim Berg, Peggy Paap, Lynn Hoffman). Aún más, la Terapia Centrada en Soluciones y la Terapia Narrativa han sido creadas por trabajadores sociales (Steve de Shazer y Michael White). ​​


  • Las universidades más prestigiosas en el mundo (y muchas que no lo son) disponen de títulos en psicoterapia, práctica clínica y salud mental a las que pueden acceder pedagogos, terapeutas ocupacionales o trabajadores sociales entre otros perfiles. En España también sucede igual (veáse este listado a modo de ejemplo de algunas formaciones).



Resulta agotador, tener que justificar a estas alturas de la historia del desarrollo de las ciencias sociales y humanas por qué el Trabajo Social puede desarrollar práctica clínica. Sin embargo, aún es un asunto que ni siquiera la misma profesión lo tiene claro, cuánto menos otras disciplinas. Se ha olvidado (o nunca se ha conocido, que es más grave aún) la historia y la genealogía de la clínica contemporánea y los personajes influyentes en su desarrollo y expansión; se ignora (o interesa ignorar) la necesaria visión multi-inter-transdisciplinar del sujeto humano y su malestar, prescribiendo la hegomonía "PSI" y con ello la segregación de un sujeto que no funciona segregadamente. Se ignora, o quiere ignorar, que no existe fundamento legal que ampare que la práctica clínica pertenece de manera exclusiva a una profesión particular.


Así, teniendo en cuenta lo anterior, es posible afirmar con total rotundidad que sí, el Trabajo Social puede y debe desarrollar práctica clínica y psicoterapéutica. Así lo afirma y confirma, desde una perspectiva jurídica, el Consejo General del Trabajo Social español, confirmando que el/la trabajadora social (con la titulación de posgrado necesaria) puede desarrollar la conducción psicoterapéutica (Herrera, Mesa y Montelongo, 2012).




Sigo creyendo en un futuro en que las ciencias sociales y humanas dejemos de diseccionar la realidad social en departamentos estancos y competencias reduccionistas (paradigma médico), y comencemos a cooperar interdisciplinariamente para mejorar de verdad la condiciones de vida de las personas.



¿Quieres saber más?

 


Bennegadi, R. (1996). “Anthropologie médicale clinique et santé mentale des migrants en France”. En: Médecine Tropicale, Revue française de pathologie et de santé publique tropicales, (56) 4, 445-452.

De Gaulejac, V. (2003). El sujeto entre el inconsciente y los determinismos sociales. En Barceló, J. Sociología Clínica. Documentos de sociología e historia social de Uruguay. Montevideo: Facultado de Psicología Universidad de la República.

Karsz, S. (2007). Problematizar el Trabajo Social. Definición, figuras, clínica. España: Gedisa.


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