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Foto del escritorJONATHAN REGALADO REGALADO

EL TRABAJO SOCIAL ES IMPRESCINDIBLE

El Trabajo Social es una disciplina científica imprescindible en las sociedades complejas actuales. Se requiere de profesiones que sean capaz de intervenir no sólo con individuos, sino también con grupos y comunidades. El Trabajo Social es la profesión indicada.

Una de sus motivaciones fundamentales es la comprensión y explicación de los fenómenos sociales, pero su misión básica es actuar para resolver problemas sociales y propiciar cambios en el sistema de solidaridad existente en una sociedad. Esta orientación a la acción hace que, en ocasiones, se confunda en trabajo social con una simple práctica social, con una profesión que únicamente administra recursos. Esta visión sobre el Trabajo Social olvida su dimensión científica y transformadora.


Si alguien, por ejemplo, necesita una ayuda económica, esto es sencillo de solucionar si el recurso existe. Es un proceso fácil, hay una necesidad real y un recurso para satisfacerla. Es evidente que no se necesita la intervención de un/a profesional altamente cualificada para llevar a cabo esta tarea. No obstante, las situaciones de necesidad vienen siempre rodeadas de multitud de factores de distinta naturaleza que comprometen la estabilidad psicosocial de la persona. Además, con frecuencia la persona acude con una interpretación de lo que necesita con una idea vaga o nula de sus necesidades o de los determinantes de su situación. Por esta razón, es imprescindible la presencia de un/a profesional cualificada en la intervención con necesidades y problemas sociales.


No obstante, el trabajador/a social no se queda ahí. Además, implementa un plan de acción para resolver problemas sociales complejos, basándose en una investigación cuidadosa del problema y la formación de un juicio, metódicamente fundando (diagnóstico), sobre el problema, sus causas y tendencias previsibles (pronóstico). Esto es una actividad que requiere de una alta cualificación, y es propia de una disciplina científica.


EL HUMANISMO COMO SELLO DISTINTIVO

Un sello característico de la profesión es la arraigada influencia humanista en su arsenal teórico – metodológico. Muchas disciplinas tienen como objeto al ser humano y la sociedad, por separado. El Trabajo Social es la única disciplina científica, orientada a la práctica, que tiene como objeto tanto la persona como su entorno (y la interacción dinámica entre ambos). Además, nuestra práctica se fundamenta en los principios de igualdad y dignidad humana, tanto en lo relativo a la teoría de la realidad social como en la organización metodológica y su sistema de comunicación. Para el trabajador/a social el otro, aunque se encuentre bajo unas circunstancias contextuales más o menos afortunadas, es un ser igual a ella en sustancia. Este es un sello distintivo del Trabajo Social con respecto a otras disciplinas.

La hipótesis humanista de base desde la cual se parte en Trabajo Social es que la persona es un ser pensante y actuante; es un sujeto social capaz de reflexionar sobre su situación y desde allí transformar su forma de interactuar con el mundo (tradición filosófica espiritualista - racionalista). Se busca una capacitación vital y moral de la persona con la que interviene para que pueda gozar de autonomía en su vida y pueda desarrollarse como ser humano. Este es un complicado objetivo, en el cual esta disciplina tiene una extensa y contrastada experiencia: el objetivo de buscar un equilibrio entre el desarrollo de la persona como ser y la adecuada coexistencia con su medio socio-cultural. Partimos de la premisa que no vale cualquier forma de ser y convivir. La profesión rechaza los “moralismos” y la sujeción servil a las pautas dominantes socioculturales, pero busca que las diferentes formas de ser en sociedad, estén basadas en el respeto, la solidaridad, la integridad, la comunicación y la cooperación entre las personas de una sociedad.


En este sentido, una práctica básica en la acción del/la trabajadora social, es estimar qué actitudes, conductas y valoraciones contienen riesgos para la integridad de la persona y de la sociedad de la que forma parte, y cuáles propician su desarrollo. El diagnóstico social se basa, ante todo, en estos criterios.

La dinámica social está basada en una tensión constante entre el ser y el debe ser. Estas tensiones provocan contradicciones y diversas formas de dolor en las personas constantemente, y en cuanto se resuelven unas, surge otras. Esto es un elemento constitutivo de la vida humana y de la realidad social. El Trabajo Social goza de prácticas científicas avanzadas para permitir al sujeto con el cual trabaja (persona, familia, grupo o comunidad) comprender mejor su propia idiosincrasia, sus proyectos, fortalezas y cambios, a razonar sobre las tensiones, contradicciones y dolores, y partiendo de ahí, transformar su vida. El trabajador/a social, administra así, un proceso dialéctico para resolver problemas en cualquier de los niveles de la vida.

El Trabajo Social es imprescidible

en nuestra sociedad actual.

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